Ante acontecimiento de tan capital trascendencia, Cantillana se dispone a celebrar con toda solemnidad el vigésimo quinto Aniversario del Dogma de la Asunción. El veintinueve de octubre comienza en la Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción un Solemne Triduo, predicado por nuestro querido D. Antonio Pérez Delgado, entonces Cura Párroco de Nuestra Señora de la Estrella de Valencina de la Concepción. Inicialmente se señala como día de la procesión el uno de noviembre, coincidiendo con la fecha del veinticinco Aniversario. En el programa de cultos publicado, se anunciaba el inicio del Triduo el día veintiocho de octubre, celebrándose el Rosario y Besamanos el treinta y uno del mismo mes. La incertidumbre social y política, que vive el País debido a la enfermedad del Jefe del Estado, cuya salud es crítica, desaconsejaron la celebración de actos públicos de cualquier tipo.
Ante ello la Hermandad Asuncionista, regida entonces por una Junta de Señoras, decide posponerla. Este día se celebra, en el interior del templo, la Solemne Función Votiva y el primer Besamanos en honor de Nuestra Señora de la Asunción. Una vez que el General Franco fallece el día veinte de ese mismo mes, y despejada todas las incertidumbres anteriores, la hermandad decide organizar finamente la procesión.
Se establece el día ocho de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción, día igualmente emotivo en el calendario litúrgico y así mismo Dogma de Fe Mariano. Nuevamente este lunes de diciembre se presenta, desde el alba, amenazante de lluvia, y todos temen por las inclemencias meteorológicas. La salida procesional estaba prevista para las tres de la tarde; unas horas antes comienzan leves lloviznas sobre el pueblo. A la hora de la salida el cielo de Cantillana se presentaba descubierto, sin embargo, en las poblaciones aledañas de Villaverde del Río, Brenes, Villanueva del Río y Minas, etc..., llovía en ese momento.
A la hora prevista comienza la procesión de la Sagrada Imagen con gran fervor y solemnidad. Precede al cortejo un escuadrón de la Policía Armada a caballo, a continuación la Cruz de Guía, Simpecado de gran gala, cortejo de la Reina de las Fiestas y sus Damas de honor, niñas-ángeles, presidencia de la Hermandad y del Excmo. Ayuntamiento de la Villa. En este día, el magnífico Monumento al Dogma de la Asunción, erigido por la Hermandad en 1952 en la fachada de la Iglesia del Señor San Bartolomé, aparecía engalanado profusamente con lo que se resaltaba aún más su extraordinaria belleza.
Este era el sitio ideal para que la Solemne Procesión efectuase su Estación. En tan emblemático lugar asuncionista se entonó el Himno que fue seguido por todo el pueblo, realizándose a continuación una ofrenda floral a Nuestra Señora de la Asunción.
Para la ocasión el paso procesional estrenaba los broches de plata de sus faldones y la Santísima Virgen lucía un brazalete de oro macizo, regalo de sus hijas por tan señalado y emotivo aniversario.
La entrada en la Parroquial de tan espléndido título fue pasada las ocho de la noche. Seguidamente un grupo de hermanos y hermanas asuncionistas, rebosantes de alegría por el magnífico día vivido, recorrieron las calles cantando las tradicionales coplas del Dogma Asuncionista a los sones de campanilleros.
Sería esta una hermosa tradición a recuperar en coincidencia cada año con los aniversarios del Dogma.
